Blood Angels: La Mano del Muerto

    1. HELL’S BELLS

El aterrizaje de los herederos de Sanguinius sobre la superficie del planeta había sido tan abrupto como inesperado, siendo recibidos por las baterías de cañones del propio imperio a manos del destacamento 13 de Ksr Numancia. El propio Señor del Capítulo Dante había tenido que dirigir una desesperada defensa frente a las milicias imperiales, enfrentándolos en el fragor de una batalla sin sentido que se había cobrado la vida de demasiados buenos guerreros.

¿Acaso Argonath III estaba más podrido de lo que los rumores habían extendido? ¿Acaso eran

ciertos los susurros sobre traición y herejía que ensuciaban el nombre del capítulo?

O quizá, como ahora temía Mephiston, todo era únicamente una telaraña de mentiras que los había atrapado como a insectos. Tras aplastar al destacamento que había atacado a sus hermanos con su Sanguinatus, el poder crudo del señor de la Muerte se extendía tras él en unas rojizas alas de energía psíquica, haciéndole surcar el firmamento como un ángel de plumas encarnadas que regresaba a su cubil, dejando tras él a su formación de batalla.


Una victoria sencilla que únicamente parecía una distracción elaborada destinada a que el ojo de

su mente no pudiese ver las oscilaciones de la disformidad cerca del espaciopuerto de los Ángeles Sangrientos, y que ahora sin embargo apreciaba con una claridad tan cristalina como terrible. La claridad del tañido de unas campanas.

Las Alas de Sanguinius se apagaron, dejando que su cuerpo cayese acuclillado con violencia, agrietando el campo de batalla con las suelas de su servoarmadura a la vez que sus ojos de rubí observaban como la auténtica naturaleza del enemigo se revelaba ante ellos: Las grietas disformes surcaban la realidad, vomitando sus bizarras huestes sobre las enloquecidas tropas de la Compañía de la muerte con un sonido similar al de unas maquiavélicas y oxidadas campanas.

- … Demonios…

El gruñido chirrió contra sus caninos al escupir el nombre blasfemo a la vez que trataba de recuperar el aliento tras su apresurada carrera con una sentencia clara en su cerebro: Argonath III tenía el corazón podrido.

- A todos los astartes en la zona, estamos rodeados… Los demonios salen por todos lados. El Espaciopuerto está comprometido.

El mensaje enviado por el Gran Capellán Astorath a través del canal de la cadena de mando ya era demasiado tardío… Ningún otro ángel de muerte podría llegar a tiempo de cumplir el reclamo de el Siniestro antes de que el puesto se colapsase sobre si mismo. Y por desgracia para el psíquico, su carrera solo había sido otro intento en vano.

- Aquí Mephiston… Me temo que no podré llegar a tiempo, viejo amigo.

La realidad se quebró a su alrededor al mismo tiempo en que sus dedos abrazaban la empuñadura de Colmillo Sangriento. Su filo crepitó cuando dos decenas de diablillas atravesaron la realidad frente a él, lanzándose a la carga. Las campanas del infierno volvierona resonar en su cabeza.

Su rugido de batalla y un juramento a Sanguinius fue lo último que sonó a través del comunicador de su servoarmadura.

UNDER OATH

Lord Dante apoyó su frente tersa sobre las yemas de sus dedos, hundiéndose en su trono dorado de forma en que su majestuoso cuerpo parecía estar soportando la responsabilidad por un millón de almas. Una actitud que se permitía adoptar frente a sus hombres de mayor confianza, una pequeña esquirla en su armadura de dorado santo de la batalla.

Astramael sabía que ambas cosas eran ciertas. Aquel que había dirigido a los Ángeles Sangrientos a lo largo de once siglos era sin duda un santo de la batalla… Y a la vez era un hombre sobre

cuyos hombros soportaba las esperanzas y el dolor de mucho más de un millón de almas. Pero ninguna de estas cosas lograban afectarle hasta este punto, el señor del Capitulo no se permitía el lujo de que los rasgos de amargura poblaran su rostro por cualquier motivo y él lo sabía. Lord Dante tenía un espíritu demasiado fuerte.

Astramael le había servido a él y al Imperio hasta su muerte, y sepultado en el sarcófago de Dreadnought Furioso, su servicio había trascendido más allá de la mortalidad. Lo suficiente para saber que era la perdida de alguien a quien consideraba como su propio hermano de sangre lo que ahora enturbiaba el alma del señor del Capítulo.

- Solo puedo confiar en ti para esta misión Astramael.

Lord Dante se puso en pie dejando que su cabello azabache y terso como seda se deslizase sobre su ensangrentada armadura tras el asedio de la guardia imperial. En su voz no había duda ni súplica, sabía que se trataba de una orden que Astramael no podía rechazar.

Después de todo, si para Lord Dante Mephiston era como un hermano, para Astramael era como un hijo. Él había seguido su entrenamiento como psíquico en Baal Secundus, el lo había instruido en sus artes y lo había nombrado Semántico antes de que la batalla se cobrase su propio cuerpo y lo condenase a un ataúd de Ceramita, antes de que el animado bibliotecario Calistarius se transformase en el hosco y solitario Mephiston.

Los pistones del Dreadnought Venerable gruñeron cuando inclinó su cuerpo de metal, clavando la placa roja de su gebra derecha en el suelo de mármol al mismo tiempo en que su Puño Sangriento se posaba abierto sobre el mosaico del suelo. Sus palabras sonaron mecánicas, sintetizadas por los circuitos de voz.

- Lo juro por el Emperador. Volveré con Calistarius o no lo haré.

Su yelmo se inclinó con el sonido de la compresión del vapor, que escapó por su gorgera.

- Sin perdón. Sin duda. Sin mirar atrás.

MASTER. DISCIPLE.

Los misiles surcaban el cielo de Argonath III con furia junto a las

luces de los rayos laser, estallando junto a los fogonazos de plasma entre las tropas de los demonios. Una docena de monstruosos bípodes caminaban inexorablemente hacia el frente en un apocalipsis de fuego y violencia que se desataba sobre las huestes del Gran Enemigo al mismo tiempo en que los astartes en los sarcófagos lanzaban sus gritos de batalla. Una docena de héroes en sus tumbas escupiendo muerte sobre terreno ennegrecido, poseídos por la Sed de Sangre que aun ahora latía a través de sus malogradas venas. La Mano del Muerto avanzaba sin compasión.

Los furiosos desmembraban diablillas mientras con sus cañones de fragmentación reducían a sus compañeras a pulpa demoníaca, al mismo tiempo en que bestias demoniacas del tamaño de titanes desmembraban a uno de los dreadnoughts más avanzados hasta convertirlo en un montón de chatarra.

Pero eso no los detenía. A través del canal de comunicación, la sintetizada y grave voz del enorme Furioso Tychus contaba con una siniestra alegría el número de víctimas que se cobraba entre su propia carnicería.

- Aquí Astramael, objetivo asegurado. Regresamos a base, Mano del Muerto.

Las paredes del blasfemo palacio del exceso estallaron en cientos de cascotes cuando el Dreadnought Furioso surgió volando a toda velocidad bajo el poder de las alas de Sanguinius, aterrizando varias decenas de metros más allá. Los sistemas hidráulicos de sus piernas absorbieron la caída con un sordo sonido, mientras Astramael acunaba en su gigantesco brazo biónico la malograda figura del Señor de la Muerte.

Solo habían sido necesarias unas horas para esto… solo unas horas para convertir al Ángel Sangriento más poderoso en una torturada y apocada silueta torturada. Los ojos del bibliotecario se abrieron, observando con sus iris carmesíes los cristales de jade del sarcófago de su amigo. Sus labios temblaron resecos y doloridos, soltando un esputo de sangre ennegrecida antes de pronunciar una única palabra que sobrevivió bajo el fragor de la batalla.

- … maestro…

En el interior de su sarcófago, el destrozado rostro del astartes sonrió, ignorando la orgía de muerte y destrucción a su alrededor cuando inició su carrera en retirada junto al resto de su formación.

- Volvemos a casa, Calistarius.

Comentarios

  1. Mierda, el formato me ha quedado un poco chungo... bueno, espero que os guste!

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  2. Ha quedado bastante bien. Mira que sois tercos los marines espaciales: Que si el honor, que si la gloria... Es mucho mejor ser un comeflores como yo.

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  3. Me he pasado? porqué? buhuhuh T_T
    Bueno Wheel no te creas, que soy un poco comeflores xD

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  4. Ah si? Me imaginaba que entrábais en frenesí con la maldición esa de la sangre y que poco a poco íbais cayendo en el lado oscuro

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  5. Si, pero al mismo tiempo comiendo unas pocas flores xD

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  6. Que bonito... Al final se van a parecer a los vampiros de Crepúsculo.

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  7. Ojo a mis armaduras doradas que me hacen brillar! :P

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  8. ¿ Brillar? Aaagh mis ojos >_<

    Por cierto, gran relato Helloso! Espero poder ver a la Mano del Muerto en accion muy pronto!

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  9. Cabrones! Mira que llegáis a escribir bien!

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